Desde su estudio de arte en el barrio de Collingwood en Melbourne, Michael Makatron pinta escenas de la vida que le dejaron huellas profundas y que lo cambiaron para siempre.
Entre las imagenes se destacan las que interpretan sus vivencias dos décadas atrás en Nueva York, cuando tenía 21 años y vió de cerca el colapso de las torres del World Trade Centre el 11 de septiembre de 2001.
El joven australiano había ganado una beca para estudiar arte en la ciudad más poblada de Estados Unidos y estaba disfrutando plenamente de su nueva vida.
Durante el día estudiaba y en su tiempo libre trabajaba como repartidor de paquetes en bicicleta, ocasionalmente entregando encomiendas a las oficinas del World Trade Centre.
Pero en ese trágico día el australiano estaba en su apartamento en el Lower East Side de la ciudad, desde donde podía ver ambos edificios en llamas.

Michael Makatron was working in New York on 9/11. Source: Supplied/Michael Makatron
Inmediatamente bajó a inspeccionar y logró acercarse a tres cuadras de la Torre Norte, antes de que colapsara.
“Cuando la segunda torre empezó a caer, todos comenzaron a gritar, '¡se está cayendo, se está cayendo!' y corrieron hacia la dirección norte”, señaló.
"Había cientos de personas en mi alrededor, personas cubiertas por trozos de vidrio, y cubiertas de sangre".
Cuando la segunda torre comenzó a caer, todos empezaron a gritar.
“Entre los eventos más escalofriantes para mí fue ver a la gente saltar de los edificios antes de que colapsaran. Cada 30 segundos veía a alguien saltar, o a dos personas saltar juntas, tomadas de la mano".
"Fue un momento bastante surrealista cuando vi a cada edificio derrumbar, y cuando me di cuenta de que miles de personas estaban siendo aplastadas en ese instante".
A través de sus colegas de trabajo, Makatron se enteró de un lugar en West Village donde podía donar sangre para ayudar a los heridos.

A photo taken by Michael Makatron as the north tower collapsed. Source: Michael Makatron
Pero cuando llegó al sitio, no había equipos disponibles para sacarle sangre.
Decidió unirse a un grupo multitudinario de voluntarios que se dirigía hacia los escombros para removerlos y cavar en busca de sobrevivientes, pero la oferta de ayuda de su grupo fue rechazada.
"Tuvimos que escribir nuestros números de seguridad social en nuestros brazos ", cuenta el australiano.
"Alcanzamos a llegar a una cuadra del sitio, hasta que un bombero nos paró y nos pidió que demos la vuelta, así que nos tuvimos que ir de ese lugar".
“Al final terminé trabajando como voluntario durante el resto del día, construyendo camillas en un pequeño parque cerca del edificio de tribunales”.
Agregó que hubo todo tipo de personas ayudando a construir las camillas; “ancianas que venían con sándwiches y jugo de naranja, gente experta que nos daba instrucciones y personas que llegaban con herramientas de todas partes, porque nos habíamos quedado sin clavos".
Pocos días más tarde, el artista australiano se fue a vivir a otro lugar de la ciudad, para alejarse del sitio de la tragedia.

Volunteers making stretchers in the aftermath of the attacks. Source: Supplied/Michael Makatron
No volvió a visitar el centro de Nueva York hasta la fecha de su regreso a Australia, dos semanas después.
“Parecía un buen momento para irme”, recuerda.
Una vez en Australia, Makatron optó por dedicarse al arte de manera parcial. Inspirado por el espíritu comunitario que presenció el 11 de septiembre en Nueva York decidió presentarse para ser parte de una brigada de bomberos en Melbourne.
Le tomó tiempo a Makratan volver al arte, su verdadera pasión.
Hoy, desde su estudio en Collingwood, el artista pinta obras grandes y pequeñas, entre las cuales se encuentran murales, que reflejan gran parte de las vivencias de ese trágico día que cambió su vida el curso de la historia.
"Creo que la experiencia de vivir de cerca los eventos del 11 de septiembre me ha abierto la mente, me ha cambiado mi personalidad.
"Ahora tomo más riesgos en mi vida y la experimento al máximo, porque al final, todos tenemos una sola vida".